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Leptospirosis


Introducción: La leptospirosis puede causar toda una variedad de problemas, inclusive destrucción de los glóbulos rojos, enfermedades renales y abortos. Debido a que este organismo crece con fuerza en ambientes húmedos, las infecciones se producen, por lo general, cuando el ganado tiene acceso a zonas pantanosas, estanques, riachuelos y agua estancada. La leptospirosis también causa brotes generalizados de abortos, los cuales se traducen en tasas bajas de concepción y en pérdidas económicas. Los abortos suelen producirse entre el quinto y el noveno mes de gestación.

Agente causante: La leptospirosis es causada por una bacteria en forma espiral conocida como espiroqueta. Existen muchas variedades de Leptospira, pero la mayoría de los casos que se producen en el ganado bovino son causados por Leptospira hardjo, L. pomona, y L. grippotyphosa.

Signos clínicos: Los signos clínicos varían dependiendo de factores como la edad y la salud de los animales, las condiciones ambientales y el tipo (serovariedad) de leptospirosis que contraen los animales. Generalmente, los signos que presentan los terneros son fiebre, inapetencia (anorexia), dificultad para respirar (disnea) y agotamiento. Los signos mencionados, junto con una decoloración amarilla en las encías y una blanca en los ojos (ictericia), la presencia de glóbulos sanguíneos destruidos en la orina (hemoglobinuria) y el aumento brusco de la temperatura de hasta 105 a 106°F (40,5 a 41,1°C) son algunos de los síntomas relacionados con las infecciones por L. pomona.

Mientras que las infecciones por L. hardjo suelen causar infertilidad, mortinatos, abortos y debilidad en los terneros. También pueden observarse fiebre, mastitis y una producción anormal de leche (leche espesa, amarillenta o con manchas de sangre, al igual que una baja en la producción). Si una infección por L. hardjo se complica demasiado, el resultado puede ser que la vaca infectada arroje la enfermedad en la orina a lo largo de toda su vida. Tales vacas no muestran los signos clínicos obvios y por consiguiente resulta difícil identificarlas y sacarlas de la manada.

Transmisión de la enfermedad: Los animales propensos se contagian de leptospirosis a través de agua, roedores, flora, fauna y animales domésticos. La infección se produce cuando el organismo entra en contacto con las superficies mucosas (boca, ojos, conductos nasales, etc.) o con una herida de la piel de un animal propenso. Una vez que el animal se infecta, comienza a arrojar la bacteria en la orina, el semen, las secreciones vaginales o en la placenta y en los tejidos fetales. Debido a esto, se debe proceder con mucho cuidado al manejar orina, tejidos, semen o desechos de un animal del que se sospecha que es portador de leptospirosis.

El organismo causante de la leptospirosis es muy resistente y puede sobrevivir en el ambiente por mucho tiempo, siempre y cuando no se presenten temperaturas por debajo de los 32°F (0°C).

Diagnóstico: La manera más común de diagnosticar la leptospirosis es mediante una prueba de serología. Esta prueba requiere de muestras de sangre en pares tomadas del animal que presenta síntomas o de animales de diferentes edades de la manada. La leptospirosis es difícil de identificar en las muestras de tejidos o de fluidos del cuerpo, y es difícil que se desarrolle en un entorno de cultivo. Por consiguiente, la enfermedad suele diagnosticarse al descartar la posibilidad de otras enfermedades que producen abortos generalizados en una manada. Si se descartan las enfermedades como la brucelosis, la campilobacteriosis y la tricomoniasis, quiere decir que la leptospirosis podría estar presente en los animales.

Tratamiento: Se ha demostrado que ciertos antibióticos (oxitetraciclina en dosis mayores a las recomendadas en la etiqueta) dan resultados positivos si se administran en las primeras etapas de la infección. Se han administrado antibióticos en las etapas posteriores (de portación y de arrojo de la enfermedad) sin embargo, los resultados han variado. Estos animales podrían continuar portando y contagiando la enfermedad, por lo que quizá resulte necesario que sean sacrificados. Si la leptospirosis se diagnostica a tiempo en vacas lecheras preñadas, los abortos se pueden reducir vacunando a toda la manada y dando un seguimiento con tratamientos a base de antibióticos.

Prevención: La vacuna contra la leptospirosis debe administrase a toda la manada cada año. La mayoría de las vacunas requieren que se administren cada 6 meses a fin de que puedan proteger con eficacia. Las vacunas no son cien por ciento eficaces en todos los casos, por lo que es esencial implementar buenas prácticas de manejo. Entre algunos de los métodos que se utilizan para reducir la transmisión de la enfermedad se encuentran: el cercado de riachuelos y estanques que pudiesen estar contaminados, el control de la población de roedores y el asegurarse de que las vacas estén separadas de los cerdos y de otras especies de flora y fauna. Si se adquieren animales de reemplazo de una fuente exterior, éstos deben provenir de rebaños que han dado un resultado negativo en la prueba de leptospirosis. Antes de agregarlos al resto de la manada, todos los animales de reemplazo deben ser vacunados y mantenidos en aislamiento por al menos 21 a 30 días.

Inquietudes respecto a la salud pública: La leptospirosis es una enfermedad "zoonótica", lo cual significa que puede transmitirse a los humanos. Se debe actuar con mucho cuidado al acercarse a un animal que pudiese estar infectado de leptospirosis. La orina contaminada es altamente contagiosa para las personas y los animales propensos, en particular cuando ésta entra en contacto con las membranas mucosas o con raspaduras y cortaduras. Se deben utilizar guantes de látex al tener contacto con animales infectados o su orina. Al lavar las áreas contaminadas se deben utilizar gafas y mascarillas protectoras.